lunes, 27 de mayo de 2013

Mosca puñetera


Ya sabes, como te he dicho anteriormente, que a día de hoy eres uno de los motivos que me mantienen en pie. Si no estuvieras en mi vida es muy probable que andara rogándole amor a una persona que quizás, con un poco de suerte, me ofrecería migajas. 
Sin embargo, no me hundo, no me arrastro, no cedo, gracias a ti.
No sabes cuánto alivias con tu risa mis preocupaciones. Te agradezco cada abrazo en el momento más oportuno, cada chorrada que has soltado solo para animarme. Gracias por formar parte de mi vida. Eres de ese tipo de persona con la que puedes contar, en las que puedes confiar, que te escucha y te consuela. Que da sin esperar nada a cambio. 
Eres un ángel. Invertido, pero ángel al fin y al cabo. 
Te has ganado en poco tiempo mi cariño más sincero. Gracias de nuevo. Por esas tonterías que me hacen olvidarme de todo, por cada palabra, por tu apoyo y tu estímulo. Por esos efusivos achuchones que tanto me gustan y por esos ojos verdes cargados de ternura. Gracias por darme la mano cuando todo el mundo me daba la espalda. Gracias por hacer que lo malo no parezca tan malo, por hacer que el tiempo vuele y por hacerme sentir tan a gusto y tan cómoda.
Espero que sigas siendo por mucho tiempo mi mosca puñetera.
Eres muy grande pequeña.

Dime que no lo cogerías


Si tuviera que pedir algo esta noche no sería nada más que tu presencia. Que rompieras este sobrecogedor silencio con uno de tus suspiros, mientras me envuelves en tus brazos. 
No podrías entenderme a menos que te adentraras en mis sueños, allí están mis actos más cobardes y mis tímidas palabras. 
He de reconocer que no me he atrevido a dejarme caer por completo en tu red, precisamente por el miedo intrínseco a tu reacción. Y que muchas veces no he logrado comprender tus inseguridades, que por consiguiente pasaban a ser mías también. 
Ahora, como en tantas ocasiones, me encuentro desorientada en medio de la nada, aguantando los impactos de un pasado amargo. 
Dicen que el tiempo todo lo cura, pero tu veneno... tu veneno sigue rondando bajo mi piel, muy profundo. 
Me queda la vaga ilusión de que algún día tu corazón escuche los lamentos del mío, roto, y venga a reconstruir sus pedazos, a sanar las heridas y a borrar el dolor de mi vida. Trato de luchar contra todos estos pensamientos que me invaden, contra mi propia conciencia, pero el corazón, estúpido, decide ir en otra dirección. Es tan difícil y cruel quererte tanto y al mismo tiempo tener que huir de estos sentimientos. Como si cada abrazo me quemara y cada beso me intoxicara, como si cada paso me guiara al vacío. 
Hace tiempo que decidiste limitar, por miedo a terminar heridas y sin embargo, aquí estamos, queriéndonos bajo techos distintos, sobre almohadas distintas. 
La mitad de mi sólo quiere echar a correr, dejar atrás esta situación, mas la otra mitad sigue esperando por tu complaciente regreso.
Sólo hazme un favor, échale un vistazo al camino que conduce hacía mi y dime que no lo cogerías, que no es lo que realmente quieres. 
Sé que no se trata de esperar a que aparezcan sentimientos por mi, si no de lograr que surjan, pero entiende que no puedo dar un paso en falso con tu indecisión dominando esta realidad.

viernes, 17 de mayo de 2013

He caído sola en esto

Lo siento, pero dejé de entenderte. 
Y me cansé de seguirte. Me cansé de intentar cruzar todos tus límites, tropezando cada día con la misma piedra. Me cansé de darlo todo por ti, para hacer que te sintieras segura y confiaras en mi, para que no soltaras mi mano. Murieron mis ganas con cada una de tus palabras. Me cansé de tus extremismos, de la bipolaridad que te invade, y conseguiste sacarme de quicio. Me cansé de preocuparme tanto por ti, de inventar pequeños detalles que tan poco te importaban. Me cansé de no verte, de no poder saber como era tu sonrisa, cómo bajabas la mirada cuando te ruborizabas o cómo sabían tus abrazos.
Cuando lo único que haces es esperar, el tiempo corre muy lentamente y consume tus energías, dejándote tirada, abatida y pensando en cada esquina. 
No puedo explicarte demasiado mi situación, porque por mucho que lo intente, todo se resume a que no entiendo tus idas y venidas, tus desequilibrios y tu caos. 
Estaba dispuesta a ser fonambulista en tu cuerda floja, pero tu misma me empujaste al vacío. La indiferencia por tu parte me hizo ver que no valía la pena seguir con esta farsa. 
Cada vez que volvías, me convencías. No obstante, tuve el valor necesario para quedarme contigo y aguantar lo que viniera. No salió bien. Que estuviera pendiente de ti te asustaba, no querías sentirte asfixiada ni agobiada, sin embargo nunca te exigí nada y aunque no lo creas, hace bastante que dejé de esperar algo de ti. Creo que no es el momento, que estás cansada antes de empezar, que ya nada te convence. He caído sola en esto. Pero ahora he decidido marcar yo el límite. Hasta aquí los días de desconcierto y tu locura transitoria. 
Como siempre, espero tu no-respuesta.


jueves, 9 de mayo de 2013

Risto Mejide


Antes que nada, perdona si huele un poco a cerrado, hacía mucho tiempo que nadie se alojaba aquí, y menos aún con la intención de quedarse.

Ábreme bien de puertas y ventanas. Que corra el aire, que entre tu luz, que pinten algo los colores, que a este azul se le suba el rojo, que hoy nos vamos a poner moraos.

Y hablando de ponerse, vete poniendo cómoda, que estás en tu casa. Yo, por mi parte, lo he dejado todo dispuesto para que no quieras mudarte ya más.

Puedes dejar tus cosas aquí, entre los años que te busqué y los que te pienso seguir encontrando. Los primeros están llenos de errores, los segundos, teñidos de ganas de no equivocarme otra vez.

El espacio es tan acogedor como me permite mi honestidad. Ni muy pequeño como para sentirse incómodo, ni demasiado grande como para meter mentiras y calamidades. Mis recuerdos, los dejé todos esparcidos por ahí, en cajas de zapatos gastados y cansados de merodear por vidas ajenas. No pises aún, que está fregado con lágrimas recientes, y podrías resbalarte. Yo te aviso.

El interruptor general de corriente está conectado a cada una de tus sonrisas. Intenta administrarlas bien y no reírte demasiado a carcajadas, no vayas a fundirlo de sopetón.

No sé si te lo había comentado antes, pero la estufa la pones tú.

Y hablando del tema, he intentado que la temperatura del agua siempre estuviera a tu gusto, pero si de vez en cuando notas un jarro de agua fría, eso es que se me ha ido la mano con el calentador. Sal y vuelve a entrar pasados unos minutos. Discúlpame si es la única solución, es lo que tenemos los de la vieja escuela, que a estas alturas ya no nos fabrican ni los recambios.

Tampoco acaba de funcionar bien la lavadora. Hay cosas del pasado que necesitarán más de un lavado, es inevitable. Y hay cosas del futuro que, como es normal, se acabarán gastando de tanto lavarlas. La recomendación, ensuciarse a su ritmo y en su grado justo. Eso sí, no te preocupes por lo que pase con las sábanas, que las mías lo aguantan todo.

Para acabar, te he dejado un baño de princesa, una cama de bella durmiente, un sofá de lujo y algo de comer en la nevera. Para que los disfrutes a tu gusto, eso sí, siempre que sigas reservando el derecho de admisión. Aquí no vienes a rendir cuentas, sino a rendirte tú. Aquí no vienes a competir con nadie, sino a compartir conmigo. Y lo de dar explicaciones, déjalo para el señor Stevenson.

El resto, no sé, supongo que está todo por hacer. Encontrarás que me sobra algún tabique emocional, que me falta alguna neurona por amueblar, y echarás de menos, sobre todo al principio, alguna reforma en fachada y estructura.

Sólo dime que tienes toda la vida, y yo voy pidiendo presupuesto.

miércoles, 8 de mayo de 2013

¿Qué haces cuando sabes que algo es malo para ti y aún así no puedes dejarlo ir?

Yo era ingenua, tu amor era como un caramelo,
dulce artificial, fui engañada por la envoltura.
Fui atrapada por tu red y aprendí cómo sangrar.
Fui una presa en tu cama y me devoraste completa.
Y lastimé mi alma porque no podía dejarte ir.
Todas las paredes se derrumbaban, no podía parar mi sufrimiento.
Odio mostrar que perdí el control.

Sigo yendo hacia atrás y lo único que necesito es alejarme de ti.

Debí haber sabido que fui utilizada para diversión.
No podía ver a través del humo. Todo fue una ilusión.
He estado lamiendo mis heridas, pero el veneno parece estar muy profundo.
Ambos podemos seducirnos, pero tú me tienes prisionera.
Estoy a punto de romperme, no puedo parar este dolor.
Soy adicta a tu encanto y estoy buscando una cura,
pero cada paso que doy conduce a otro error.

Sigo yendo hacia atrás y lo único que necesito es alejarme de ti.

No puedo reparar esto que tengo roto por dentro.
No obtengo nada con regresar, ¿qué hice para merecer esto?
El dolor de esta quemadura lenta me persigue a cualquier lado.

Sigo yendo hacia atrás y lo único que necesito es alejarme de ti.

Cada vez que trato de tomar aire, me sofoca la desesperación.
Esto nunca acaba.
Parece que nunca despertaré de esta pesadilla,
Rezo una oración en silencio para que esto termine. 
Por dentro estoy gritado, pidiendo, suplicando: no más.
¿Ahora qué hago? Mi corazón ha sido herido.
Y es tan triste como cierto, cada latido me recuerda a ti.


viernes, 3 de mayo de 2013

Ven, ven, ven.


Un millón de emociones, sólo dos corazones 
y una vida que compartir. 
Fueron cinco segundos y cambiaste mi mundo.
Faltan miles de historias para escribir contigo.

Ven ven ven.
Contigo quiero enloquecer. 
No tengas miedo, bésame.
Atrévete, no lo pienses.
Ven, ven, ven.
Contigo quiero despertar.
No tengas miedo de intentar, 
no te detengas y déjate llevar.

Cien por ciento seguro que encontré mi futuro.
¿Cuántas veces lo quieres oír?
Fueron cinco segundos y cambiaron mi rumbo 
Si tu quieres pasamos juntos una eternidad.
Ven ven ven.
Contigo quiero enloquecer. 
No tengas miedo, bésame.
Atrévete, no lo pienses.
Ven, ven, ven.
Contigo quiero despertar.
No tengas miedo de intentar, 
no te detengas y déjate llevar mi amor.

Regálame tu corazón.
Quisiera detener el tiempo y no decirte adiós. 
Ven... ven a mi.