Al fin y al cabo el amor es eso, un salto al vacío. Sólo apto para valientes. Saber que puedes equivocarte
y aun así intentarlo, desafiarse a uno mismo, a los propios límites.
Apostar
a lo incierto.
Todo el mundo espera no perder el equilibrio, pero lo importante es la
avidez al levantarse. Eso ayuda a la hora de arriesgar, a la hora de impulsarse.
Yo, por mi parte, te ofrezco un corazón construido, destruido y reconstruido
varias veces para que le acoples algún destino, de esos que te hacen cerrar los
ojos a ser posible. De los que te hacen volar sin pensar en la caída que
acecha.
Te ofrezco un corazón que a pesar de sus incontables defectos, errores y
desajustes, te dirá todos los días que te quiere, que le encantas tal cual
eres. Te ofrezco un corazón loco, sediento, incesante y todo su amor desmesurado.
Te ofrezco un alma descosida pero obstinada, siempre dispuesta a todo por
verte sonreír. Te ofrezco mis miradas felinas y mis ganas de comerte toda.
Te ofrezco también mis celos incansables. Ya ves, no podía ser todo tan bonito.
Eh, y queda prohibido reír si no es de alegría, aviso.
Yo te ofrezco estar a tu
lado en cualquier circunstancia. Te ofrezco también espantar las penas e
invitar a la ternura para que se quede a nuestro lado, sorprendiéndonos cada segundo. Te cambio ese “no puedo” por un “sí, quiero”. Te ofrezco mis valores y mis méritos. Te ofrezco hacer tuyos mis amaneceres y mis alegrías
más profundas.
Te ofrezco compartir cada pequeño detalle de la vida.
Te ofrezco besos, de día, de noche y a todas horas. Besos que no se han
inventado todavia. Besos de sol para que nunca tengas frío y de lluvia, por si te gusta
mojarte. Te ofrezco besos porque sé que sabrán decirte lo que yo no soy capaz
con palabras. Te ofrezco ver mi cara cada mañana al despertar y susurrarte al oído
que no hay nada más bonito. Te ofrezco mis sueños, mis delirios, mis desvelos. Te
ofrezco sentimientos, sensaciones, emociones. De esas que no se olvidan, de las
que se extrañan. Te ofrezco mis diminutas manos, mis pequeñas manías, mis
grandes metas y mis enormes intenciones.
Te ofrezco la cruda realidad, porque ya no tengo ni la capacidad ni las
ganas de inventar mentiras o de dejar las cosas a medias. Te ofrezco claridad,
que las confusiones nunca fueron buenas. Te ofrezco momentos, no objetos, porque
no quiero comprarte sino enamorarte. Te ofrezco conversaciones de todo tipo. Te
ofrezco mis ansias, mis ganas, mi motivación, para que las lleves contigo,
lejos, donde nadie las vea,
donde nadie las pise.
Te ofrezco felicidad, ¿aceptas? ¿o no estás tan loca?
donde nadie las pise.
Te ofrezco felicidad, ¿aceptas? ¿o no estás tan loca?