A veces echo de menos ese sentimiento. Ese que te provoca un
nudo en la garganta y te deja sin habla y sin aliento al mismo tiempo. Ese que
te hace estremecer y te impide respirar
a un ritmo medianamente normal.
Echo de menos suspirar y pensar en un nombre en
concreto todo el día. Echo de menos dibujar corazones en las esquinas de los
libros, en general, echo de menos hacer ese tipo de tonterías por alguien.
También echo de menos soñar despierta, cerrar los ojos en medio de un
apasionado beso, perder la cuenta de las caricias regaladas. Echo de menos
preocuparme por alguien. Y también que se preocupen por mí. Echo de menos que
alguien se presente con los brazos dispuestos a cobijarme cuando todo parece ir
en decaimiento, incluso que lo haga cuando no haya motivo aparente. Echo de menos tener prisa por llegar a casa y hablar con esa persona. Echo de
menos que me susurren al oído, esa sensación de levitar, esa sensación de
felicidad y plenitud. Echo de menos sonreír sinceramente y que me sonrían del
mismo modo. Echo de menos los latidos acelerados. Echo de menos perder la
noción del tiempo y ver como el resto del mundo va desapareciendo. Echo de
menos desvelarme por alguien. Echo de menos que me sorprendan. Echo de menos pasear
de la mano y también tener ese brillo en los ojos. Echo de menos el escalofrío que te
recorre conforme se acerca. Echo de menos divertirme como una niña y hacer
estupideces. Echo de menos que la sensibilidad crezca sin cesar y sin
explicación. Echo de menos esa magia tan particular del amor.
Pero a veces también pienso que quizás sea mejor así, sola.
Sin dejar que nadie se precipite en mi desordenada vorágine. A veces pienso que
soy demasiado complicada, pero ¿quién no lo es? La gente que se interesa por
saber llevarme es la misma que no es capaz de hacerlo, por x o por y. Todo
acaba siendo más difícil de lo que parecía desde fuera.
Entonces, ¿Qué se supone, que debo conformarme con esta
soledad latente o aspirar a encontrar eso que tanto extraño? No sé, llevo
tiempo haciéndome la misma pregunta sin obtener una respuesta clara. Lo único
que saco en conclusión es que empieza a cansarme esta clausura en la que llevo
largo tiempo reclusa.
Quizás vaya siendo hora de marcharse de este desastre.