lunes, 3 de junio de 2013

Más sombra, menos existente

Ella dijo: "Nunca dejaría de columpiarte". Sin embargo, lo hizo. 

Lo peor del caso es que la sensación que sólo ella conseguía causarme se quedó conmigo, bien clavada y no parece que pretenda abandonarme nunca. De hecho, muchas veces vuelvo a sentir sus manos balanceándome, pero son sólo un espejismo. No entiendo porque con lo lejos que está de mi, la sigo sintiendo. No entiendo porque no puedo olvidar algo que ha sido más ficticio que real. Y sobre todo no entiendo porque presiento que pierdo algo que jamás he tenido. Sigo aferrada al pasado, a un recuerdo, a ella. Pero ella me soltó y he estado esperando muchos meses su regreso, que no llega. Estaba claro, no se iba a quedar conmigo cuando ya tenia el corazón tan lejos, el pensamiento extraviado y la mirada esquiva. Yo me quedé callada, no porque no tuviera cosas que decirle si no porque fue más cómodo engañarme a mi misma. No hay más que decir, únicamente fingir una fortaleza de la que carezco. Ahora soy más sombra, menos existente. Quizás sea el momento de levantarme del columpio. Sé que fuera hay un mundo esperando por mi, pero las ganas de continuar en este lugar son demasiado grandes. Supongo que tendré que conformarme con el bonito recuerdo que me quedará cuando me gire a mirarlo y me quede embobada deseando que vuelvas, o cuando me invada la increíble sensación que tenía subida allí arriba, cuando tus manos seguían impulsándome.


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