Lo cierto es que llevaba algún tiempo deseando confesar algo.
Hay una sonrisa que me pierde. Sí, la suya. La veo sonreír, escucho su risa y entonces
el mundo se detiene. No importa nada más, consigue acaparar toda mi atención. Suspiro, deseo ser causante de ese magnifica acto. No importa cuántas veces la vea, siempre me
roba el corazón. Cada vez que sonríe vuelve a fascinarme como si fuera la primera vez.
Dicen que la revolución del amor comienza con una sonrisa. Supongo
que me delata. A veces incluso pienso que puedo
parecer gilipollas, pues me quedo realmente embobada mirándola, escuchándola, es
algo que escapa a mi control. Y cuando soy yo quien se las provoca no puedo
sentirme más completa, más feliz. No puedo evitar pensar: Oh dios, si es que es preciosa. Jamás debería borrársele de la cara, por nada ni por nadie. Su
sonrisa es sincera, sencillamente perfecta.
Házme un favor y no me dejes nunca sin esa sonrisa tan
maravillosa, pues todo el vacío de mi vida lo llenas con eso.
No comienza mi día con la alborada sino
con tu sonrisa desatada.
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