martes, 10 de diciembre de 2013

No me sonrías que me la lías

Lo cierto es que llevaba algún tiempo deseando confesar algo. Hay una sonrisa que me pierde. Sí, la suya. La veo sonreír, escucho su risa y entonces el mundo se detiene. No importa nada más, consigue acaparar toda mi atención. Suspiro, deseo ser causante de ese magnifica acto. No importa cuántas veces la vea, siempre me roba el corazón. Cada vez que sonríe vuelve a fascinarme como si fuera la primera vez.
Dicen que la revolución del amor comienza con una sonrisa. Supongo que me delata. A veces incluso pienso que puedo parecer gilipollas, pues me quedo realmente embobada mirándola, escuchándola, es algo que escapa a mi control. Y cuando soy yo quien se las provoca no puedo sentirme más completa, más feliz. No puedo evitar pensar: Oh dios, si es que es preciosa. Jamás debería borrársele de la cara, por nada ni por nadie. Su sonrisa es sincera, sencillamente perfecta.
Házme un favor y no me dejes nunca sin esa sonrisa tan maravillosa, pues todo el vacío de mi vida lo llenas con eso. 

No comienza mi día con la alborada sino con tu sonrisa desatada.

Sonríe pequeña.

No hay comentarios:

Publicar un comentario