jueves, 4 de abril de 2013

Sólo estamos el silencio y yo

La música de fondo de mi vida es el silencio, porque es el que más habla.

Estoy sentada en mi cama, con las rodillas cerca del pecho para intentar hacerme más pequeña y para intentar relajar los sentimientos que invaden mi mente. 
No hay nadie, sólo estamos el silencio y yo.

Y sigo aquí, perdida. Hablando conmigo misma sin decir palabra y revisando mi pasado por etapas. Miles de fallos, errores, caídas, equivocaciones...
Lo cierto es que me sigo sintiendo tan sola como en aquel entonces. Nadie ha estado nunca ahí, a mi lado, para frenar mis nefastos pensamientos. Cierro los ojos por milésima vez.
Me he perdido ya tantas veces. Empiezo a pensar que estoy intentando un imposible, pero soy incapaz de pararlo. Perpleja, turbada, confusa.

Ella. Ella y yo. Ella sin mí. Yo sin ella.

Todo a mi alrededor me conduce a ella, y por más que trate de esconderme su recuerdo me persigue. 

Su increíble sonrisa, sus ojos brillantes clavándose en los míos, su pelo entre mis dedos, su voz entrecortada y nerviosa, cada gesto, por pequeño que sea. Adoro cada uno de sus detalles. Me hacen falta sus abrazos, sus caricias y sus besos.
Mas, cuando despierto no hay nadie a mi lado, solo un vacío, un frío intenso. 
Se desvanece como la espuma.
Es mi vuelta a la realidad.
No hay nadie, sólo estamos el silencio y yo.

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