¿Fin?

Estuve rechazando la idea de tener que pensar en todo esto.

Estuve huyendo cobardemente de este pensamiento que cada día se vuelve más fuerte en mi cabeza. Al final, ha terminado volviéndose inevitable, abarcando todo en mi mente y me siento en la obligación de dedicar unas líneas a mi profunda confusión, dado que escribir siempre ha sido mi mayor alivio.

Está tan caóticamente enredada la maraña de ideas sin destino que me habitan, que no puedo continuar así. Realmente esta reflexión no me causa grandes temores ni depresiones, pero si una enorme incertidumbre. Y siento una terrible impotencia al no saber qué decisión tomar en este punto de mi vida.
Puede que este sea el momento de replantearme las cosas. Quizás es momento de empezar a escribir nuevas historias, de empezar de cero, otra vez. De creer que un nuevo comienzo es posible, de abrirme a otras posibilidades, de tener en vista otros caminos, muy distintos a los que ya he recorrido.

Sin embargo, no estoy segura de si realmente tengo que empezar a pensar que este es el fin, el fin de algo pequeño, pero importante y sumamente hermoso. Pues si realmente tuviera que asegurar que este es el final, no quisiera dejar de esperanzarme con que más adelante habrá un comienzo, y no de una amargura, sino de una alegría.

Tengo tantas dudas, que últimamente todas mis sonrisas son forzadas, y aunque las lágrimas cuestan, siento que son imprescindibles.

Siento la necesidad de desahogarme y de hacer catarsis en una carcajada. Necesito tiempo hasta entenderme a mi misma, hasta saber bien que decidir, como continuar. Necesito deshacerme de tantos interrogantes y olvidar lo que deba. Estar dispuesta a terminar con este capítulo de mi vida que se ha vuelto angustioso.