No
maltrates mis sueños.
Respeta
el empeño que pongo en las dos.
No
llenes mi cabeza
con
falsas promesas que no cumplirás.
No
me jures en vano.
No
escondas la mano después de arrojar esa piedra que
rompe el más puro cristal.
Que
el espejo del alma no se arregla jamás.
El
que avisa no es traidor.
Yo
te advierto, corazón, que si juegas con el fuego quemarás
la ilusión.
El
que avisa no es traidor.
Yo
te advierto, corazón, que si juegas a dos puntas acabarás sola
y sin atención.
No,
no me inventes un llanto.
No
pierdas tu encanto fingiendo dolor.
No
des la vuelta a tu cara.
Sostén
la mirada, si tienes valor.
No
me finjas cariño, que no somos niñas jugando al amor.
No
inventes excusas implorando perdón.
Quien
las hace, las paga.
Es
la ley del Talión.
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