miércoles, 20 de febrero de 2013

He vuelto a perder el equilibrio.

¿Nunca te has sentido como si, de repente, una mano penetrara en tu pecho y te arrancara ese pequeño órgano vital que hace circular la sangre por tu cuerpo? Es más, ¿nunca has sentido como si esa misma mano estrangulara y maltratara dicho órgano, hasta dejarlo prácticamente inservible?
Mientras tanto, tú, observas y callas. Nada puedes hacer en esa situación, porque esa mano está ahí con tu consentimiento. Tú le otorgaste los privilegios de situarse tan cerca de algo tan frágil y delicado.

Sí, sentí que el mundo se me echó encima. Los esquemas de mi vida se fueron resquebrajando. Frustración. Y es que no se puede hacer nada cuando te fijas en una persona totalmente dependiente de otra.

Me voy desvaneciendo poco a poco. Mis ojos no pueden dejar de llorar ni mis manos de buscarte.
Es complicado, ¿sabes? No tengo ni la más mínima idea de lo que está pasando, no sé qué es lo que estoy sintiendo. Pero... me da miedo, pánico.
Siento que me duele el alma, que me aprieta el pecho.
Sigo echándote de menos cada segundo que pasa. Sigo pasando las noche en vela, buscándote en mi cama. Grito tu nombre, pero no me escuchas.
No sabes la falta que me haces. Tampoco sabes la necesidad que tengo de ti, como si de una droga se tratase. Sin embargo, duele. Saber que no eres mía. Eres suya.
Y seguir intentándolo...¿vale la pena?. Esa pregunta no sale de mi cabeza. No le encuentro solución. Pero hay más que ganar que que perder. Por eso sigo aquí, a tu lado, esbozando sonrisas en tu cara y en la mía, aun sabiendo que cuando dejemos de hablar será otra quien ocupe tus pensamientos.

He vuelto a perder el equilibrio en la cuerda floja. Estoy tiritando, tengo frío. Mucho frío. Veo como mis párpados quieren cerrarse. Y yo sigo luchando por mantenerme de pie. Quizás debería meditar un poco más antes de hacer o decir las cosas. Pero, no sé... ahora no estoy segura de nada. Sólo de que quiero estar a tu lado.
Y dejar de extrañar ese aroma tuyo que tanto me excita. Dejar de extrañar tus labios junto a los míos, deseosos de fundirse en un apasionado beso. Dejar de extrañar esos increíbles abrazos que me das con ganas de protegerme de todo lo malo. Pues sí, ese es mi lugar favorito en el mundo: entre tus brazos.

Intento no parecer débil, pero... ¿no te das cuenta? Rendida a tus pies me tienes. Suplicando por unos minutos más de tu tiempo. Por un hueco en tu corazón.

TE QUIERO


Ahora...sólo... necesito apagar la luz. Y no estoy segura de querer volver a encenderla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario