¿Nunca
te has sentido como si, de repente, una mano penetrara en tu pecho y
te arrancara ese pequeño órgano vital que hace circular la sangre
por tu cuerpo? Es más, ¿nunca has sentido como si esa misma mano
estrangulara y maltratara dicho órgano, hasta dejarlo prácticamente
inservible?
Mientras
tanto, tú, observas y callas. Nada puedes hacer en esa situación,
porque esa mano está ahí con tu consentimiento. Tú le otorgaste
los privilegios de situarse tan cerca de algo tan frágil y delicado.
Sí,
sentí que el mundo se me echó encima. Los esquemas de mi vida se
fueron resquebrajando. Frustración. Y es que no se puede hacer
nada cuando te fijas en una persona totalmente dependiente de otra.
Me
voy desvaneciendo poco a poco. Mis ojos no pueden dejar de llorar ni
mis manos de buscarte.
Es
complicado, ¿sabes? No tengo ni la más mínima idea de lo que está
pasando, no sé qué es lo que estoy sintiendo. Pero... me da miedo,
pánico.
Siento
que me duele el alma, que me aprieta el pecho.
Sigo
echándote de menos cada segundo que pasa. Sigo pasando las noche en
vela, buscándote en mi cama. Grito tu nombre, pero no me escuchas.
No
sabes la falta que me haces. Tampoco sabes la necesidad que tengo de
ti, como si de una droga se tratase. Sin embargo, duele. Saber que no
eres mía. Eres suya.
Y seguir intentándolo...¿vale la pena?. Esa
pregunta no sale de mi cabeza. No le encuentro solución. Pero hay
más que ganar que que perder. Por eso sigo aquí, a tu lado,
esbozando sonrisas en tu cara y en la mía, aun sabiendo que cuando
dejemos de hablar será otra quien ocupe tus pensamientos.
He
vuelto a perder el equilibrio en la cuerda floja. Estoy tiritando,
tengo frío. Mucho frío. Veo como mis párpados quieren cerrarse. Y
yo sigo luchando por mantenerme de pie. Quizás debería meditar un
poco más antes de hacer o decir las cosas. Pero, no sé... ahora no
estoy segura de nada. Sólo de que quiero estar a tu lado.
Y
dejar de extrañar ese aroma tuyo que tanto me excita. Dejar de
extrañar tus labios junto a los míos, deseosos de fundirse en un
apasionado beso. Dejar de extrañar esos increíbles abrazos que me
das con ganas de protegerme de todo lo malo. Pues sí, ese es mi
lugar favorito en el mundo: entre tus brazos.
Intento
no parecer débil, pero... ¿no te das cuenta? Rendida a tus pies me
tienes. Suplicando por unos minutos más de tu tiempo. Por un hueco
en tu corazón.
TE
QUIERO
Ahora...sólo...
necesito apagar la luz. Y no estoy segura de querer volver a
encenderla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario