viernes, 15 de febrero de 2013

Yo misma

En realidad no oculto gran cosa.
Si te atrevieras a conocerme, descubrirías que no soy tan complicada, que lo que más me gusta son los pequeños detalles de la vida.
Si abrieras el primer cajón de mi escritorio, entenderías todas aquellas cosas que quedaron por decir, papeles olvidados, recuerdos difusos. E incluso si te atrevieras a abrir el armario blanco de la cocina, te sorprenderías al ver que me encantan las galletitas de Principe. Puede que si cogieras mi reproductor de música, entendieras la necesidad que tengo de poner marcha en mi vida, mi necesidad de evasión. Mira por el objetivo de mi cámara y verás el mundo de la misma manera que yo lo hago, puede que así comprendas todos mis miedos, todas mis pasiones. E incluso es probable que si algún día miraras la papelera de mi habitación, te asustaras, pues verías todos los gritos que he estado callando. Adelánte, coge mis dibujos, y entenderás que hablan de mí y de mi caótica vida, incluso cuando a ti tan solo te parecen garabatos de locura . Ve, coge mi álbum de fotos y sabrás de qué hablo cuando digo que no podría vivir sin mis recuerdos y que soy como soy gracias a todo eso. Pasa tus dedos por mis delicadas manos y así quizás entiendas que soy frágil y que continuamente me consumen los nervios. Atrévete a conocerme, forma parte de mi vida y entenderás que soy maniática de millones de cosas. Te asombrarías si te dijera cuántas lágrimas derramé por alguien que no valía la pena, al igual que no podría contarte las innumerables alegrías que me han ocurrido. 
Pero, si quieres, olvídate de todo eso y tan solo mírame a los ojos, ellos te dirán todo lo que no he escrito.


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